25 de Septiembre, Nueva York, Estados Unidos. En una conferencia de prensa celebrada hoy en Nueva York durante la Semana del Clima, representantes de los Pueblos Indígenas de América del Sur hicieron un llamado urgente a la comunidad internacional para abordar la crisis sin precedentes de incendios y la peor sequía registrada en 121 años que están devastando la región.
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En esta conferencia, los líderes indígenas que representan a Pueblos Indígenas de Perú, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Suriname, Venezuela y Paraguay acompañados de una coalición organizaciones socio ambientales, pidieron a la comunidad internacional atender esta emergencia internacional apoyando los esfuerzos de los Pueblos Indígenas para enfrentar esta crisis sin precedentes y las causas que la aceleran.
Además, por iniciativa de la Coordinadora de Pueblos Indígenas de Brasil (COIAB), las organizaciones indígenas llaman a los países de América del Sur y el mundo a reconocer y respetar los derechos territoriales de los pueblos como una política climática que aporta a combatir tanto la crisis regional como la global través de la conservación de los bosques y ecosistemas.
“Ustedes los blancos que viven en este continente, ustedes que están contribuyendo con la destrucción en Brasil. Ustedes los blancos siempre están contando los recursos financieros, para destruir la selva.” Cacique Raoni Metuktire, uno de los líderes indígenas más reconocidos en Brasil y a nivel mundial. Nacido en el territorio del pueblo Kayapó en el corazón de la Amazonía.
América del Sur alberga ecosistemas vitales para el mundo, entre ellos la Cuenca Amazónica, el Gran Chaco, y el Cerrado brasileño, biomas que cruzan casi todos los países de la región, regulan el clima global y son el hogar de miles de especies de fauna y flora, así como de cientos de Pueblos Indígenas. Actualmente, la región está sufriendo los impactos ambientales devastadores de incendios y sequías que afectan a los ecosistemas a un ritmo alarmante y ponen en riesgo la supervivencia de las personas que dependen directamente de ellos.
Datos del Sistema de Información de Incendios para la Gestión de Recursos de la NASA revelan que hasta el 17 de septiembre anterior, se habían registrado más de 2.4 millones de focos de calor en 10 países. En Bolivia, uno de los países más afectados, entre el 1 de enero y el 17 de septiembre de 2024, se registraron 657,222 focos de calor, un crecimiento de más del 600% en comparación al mismo periodo en 2023. Los focos de calor se concentran en la Amazonía, el bosque tropical más grande del mundo que representa el 40% de América del Sur, está siendo arrasada por el fuego.
Según datos publicados por el Observatorio Regional Amazónico, en los últimos cinco años, se han quemado 447,517.09 hectáreas de la Amazonía. Los países más afectados son Brasil con 112,319.019 hectáreas y Bolivia con 52,259.84 hectáreas, de la Amazonía, arrasadas por el fuego. El observatorio también informa, que sólo en la última semana estos países han perdido 4,639, y 504 hectáreas, de su Amazonía, respectivamente. La última semana fue particularmente dura en Perú, dónde se perdieron más 5,600 hectáreas, murieron 16 personas y más de 140 resultaron heridas.
TERRITORIO INDÍGENA | ÁREA NATURAL PROTEGIDA | RESTO | |
HECTÁREAS | 57,575.08 | 42,543.64 | 92,162.81 |
PORCENTAJE | 29.94% | 22.13% | 47.93% |
Porcentaje de hectáreas quemadas por tipo de territorio hasta el 21 de septiembre, según datos del Observatorio Regional Amazónico.
“Existe un avance preocupante en los territorios indígenas, vemos un mapa rojo por encima de nuestras vidas. La respuesta es la demarcación de los territorios indígenas, la respuesta somos los Pueblos Indígenas”, Toya Manchineri, coordinador general de la Coordinación de Organizaciones Indígenas de la Amazonía Brasileña (COIAB).
El reporte "Amazonía al Borde del Colapso", elaborado por la COIAB y presentado durante la conferencia de prensa, describe al 2024 como el año que ha superado todos los récords históricos de sequía, temperatura y niveles de ríos, convirtiéndose en el escenario más crítico registrado en la región y en Brasil. Comparado con el mismo periodo en 2023, las áreas afectadas por sequía extrema y grave han aumentado en un 620%, pasando de 21.5 millones a 155 millones de hectáreas en 2024. Actualmente, 149 Territorios Indígenas en la Amazonía brasileña están en sequía grave o extrema, y 42 de ellos enfrentan sequía extrema, lo que implica una escasez severa de agua, ríos completamente secos en varias regiones, grandes pérdidas de cultivos y pastizales, y una restricción drástica en el uso de agua. Estos 42 territorios representan el 53% de todas las tierras indígenas en la región, afectando a más de 3,000 hogares indígenas, 110 escuelas y 40 unidades de salud.
“Los hombres blancos tienen que estar atentos a lo que están contribuyendo en el calentamiento global y la destrucción de la selva. Tenemos actividades ilegales en los territorios, los hombres blancos llevan estos problemas a los territorios.” Cacique Raoni Metuktire.
Esta situación alarmante está destruyendo uno de los biomas más importantes del mundo y uno de los últimos bosques que contribuyen a regular y estabilizar el clima, las selvas tropicales de la amazonía contienen entre 90 mil millones y 140 mil millones de toneladas métricas de carbono. Además, se bombean alrededor de 7 billones de toneladas de agua por año a la atmósfera y se recicla entre el 50 y el 75% de la lluvia anual de la atmósfera.
Pese a que la emergencia se encuentra focalizada principalmente en la amazonía hay otros ecosistemas vitales para el mundo como el Gran Chaco que se extiende a lo largo de más de un millón de kilómetros cuadrados, abarcando una superficie comparable a la de Francia y Alemania juntas. Las partes intactas del Gran Chaco y los paisajes adyacentes del Pantanal cubren un área mayor que California: más de 48 millones de hectáreas de tierras silvestres de importancia ecológica en la cuenca alta del río Paraguay. Este ecosistema se despliega a través de Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay, configurando un mosaico de paisajes que incluyen bosques exuberantes, sabanas extensas y humedales vitales. Su riqueza ambiental y cultural es inigualable, albergando Pueblos Indígenas.
La situación particular de este ecosistema ha encendido las alarmas de la región y el mundo. La Iniciativa Amotocodie reportó, el 18 de septiembre anterior, la pérdida de alrededor de 180,000 hectáreas de bosques nativos y estancias en la zona de Chovoreca, ubicada en Chaco Boreal en la frontera entre Bolivia y Paraguay, una de las más afectadas por el fuego. En el incendio de Chovoreca se perdió casi la totalidad del territorio indígena Ayoreo Garaigosode (14,200 hectáreas). Cabe destacar que el Pueblo Ayoreo posee una característica de vulnerabilidad adicional pues es parte de los pocos grupos humanos que se encuentran en Aislamiento y Contacto Inicial, del continente y del mundo.
“Creo que hay que tener conciencia de que la Amazonía no se está quemando porque quiere quemarse. Están quemando uno de los biomas más importantes del planeta. Están quemando el pulmón del mundo. Están quemando la vida de todo ser humano. Esa conciencia tiene que llegar a todo ser viviente de esta tierra”. Patricia Gualinga, lideresa de Sarayaku, un pueblo kichwa del Ecuador.
Lamentablemente, el Gran Chaco enfrenta una grave amenaza debido a la deforestación causada por la expansión de la agricultura industrial, especialmente la soja, para satisfacer la demanda global. Esta situación no solo afecta al Gran Chaco, sino que también impacta al Pantanal, ya que el aumento del cultivo de soja en las tierras altas circundantes ha degradado fuentes de agua vitales para el ciclo de inundación anual del Pantanal, del cual dependen numerosas especies de flora y fauna.
Debido a los incendios y las sequías extremas que sufre el Gran Chaco, el Pantanal, el humedal más grande e importante del mundo fue también ha sido impactado. Este ecosistema es un punto de encuentro entre el Cerrado, el Gran Chaco, la Amazonía, la Mata Atlántica y el Bosque Seco Chiquitano. Tiene aproximadamente 17 millones de hectáreas en los tres países y se extiende por Mato Grosso y Mato Grosso del Sur, en Brasil, parte de Bolivia y Paraguay. Aproximadamente el 80 % del Pantanal está en Brasil, y el resto se extiende por Bolivia y Paraguay. Este ecosistema contribuye a la subsistencia de cerca de 1,5 millones de personas que dependen directamente de los recursos del humedal.
“Los Pueblos Indígenas en Aislamiento o en Contacto Inicial están en llamas, literalmente están en llamas. Cuando nosotros hablamos de incendios forestales, no estamos hablando solo de pérdidas de selva o animales. Estamos hablando de pérdidas de vidas. Cuando nosotros hablamos de Pueblos Indígenas en Aislamiento o en Contacto Inicial, no estamos hablando de cosas, no estamos hablando de animales, no estamos hablando de plantas. estamos hablando de personas como nosotros”. Ângela Kaxuyana, líder indígena del pueblo Kahyana de Brasil.
Según los datos publicados por WWF, los incendios en el Pantanal aumentaron drásticamente en 2024, registrando más de 3,845 focos de incendio sólo en agosto de este año, lo que representa un incremento de 3,707% con respecto al mismo periodo del año anterior. Esa cifra es la segunda más alta desde 1998, superando ampliamente el promedio de la última década.
El Cerrado, la mayor sabana tropical de Brasil, enfrenta una crisis de incendios sin precedentes. En 2024, los incendios en esta región aumentaron drásticamente, con un incremento del 127% en agosto comparado con el mismo mes del año anterior. Mato Grosso es el estado más afectado, concentrando más del 31% de los focos de calor. Según el Instituto Nacional de Investigación Espacial de Brasil (INPE, por sus siglas en portugués), el Cerrado ya ha superado el número total de incendios de años como 2012, 2010 y 2007, evidenciando una situación crítica para este ecosistema vital para la biodiversidad de Sudamérica.
La degradación de biomas clave en América del Sur, como la Amazonía y el Gran Chaco, ha alcanzado un punto crítico, situación que el Grupo Internacional de Trabajo para la Protección de los Pueblos Indígenas en Aislamiento y Contacto Inicial (GTI- PIACI) viene advirtiendo desde 2019. Los incendios forestales, en aumento desde ese año, amenazan especialmente a los Pueblos Indígenas, particularmente a aquellos en aislamiento. La pérdida de territorios por la deforestación y los incendios fuerza el desplazamiento de estas comunidades, aumentando el riesgo de contacto con otras poblaciones y la propagación de enfermedades. El informe del GTI-PIACI subraya la urgencia de abordar esta crisis y proteger a los Pueblos Indígenas en aislamiento, quienes enfrentan una amenaza existencial debido a la degradación ambiental y sus consecuencias.
Esta inclemencia climática está poniendo en riesgo la supervivencia de los Pueblos Indígenas que han visto mermado los territorios que habitan. Según el Observatorio Regional Amazónico, en los últimos cinco años se han quemado 475, 102.97 hectáreas del territorio amazónico. Y sólo en la última semana se quemaron 169, 868, 78 ha. Más de la mitad de estos incendios ocurrieron en Áreas Naturales Protegidas (21,93%) y Tierras Indígenas (29.73%).
TERRITORIO INDÍGENA | ÁREA NATURAL PROTEGIDA | RESTO | |
INCENDIOS | 2,060 | 2,014 | 3,126 |
PORCENTAJE | 28.61% | 27,97% | 43,42% |
Porcentajes de hectáreas quemadas por tipo de territorio, datos del Observatorio Regional Amazónico, a 21 de septiembre.
Las quemas no solo están en la Amazonía, están llegando a la ciudad.En Ecuador, por ejemplo, ayer hubo un inmenso incendio en los páramos de Quito. Dos incendios en menos de 15 días. La situación es incontrolable. ¿Pero qué está pasando? Los gobiernos siguen apostando por combustibles fósiles. Siguen ampliando fronteras extractivas como el petróleo, la minería. El gobierno de Ecuador lo acaba de anunciar. Eso no lo podemos permitir”. Patricia Gualinga.
Además de los incendios, la deforestación y la degradación ambiental, impulsadas por la agroindustria, la minería y la industria maderera, están llevando a la Amazonía y ecosistemas relacionados a un punto de no retorno. Estudios científicos indican que para 2050 el ecosistema amazónico podría cambiar irreversiblemente. Esta situación crítica exige acciones urgentes de gobiernos y sociedad civil para proteger la región, reconociendo los derechos y territorios indígenas como clave para la preservación de la naturaleza y el clima global.
Frente a la devastación de la región y el riesgo que ello implica para la naturaleza, los Pueblos Indígenas y para el clima global, se convierte un escenario crucial para que representantes de gobiernos, organizaciones de la sociedad civil y líderes de opinión tomen acciones de protección y promuevan el reconocimiento de los derechos y territorios indígenas a fin de garantizar la vida.
La devastación en la Amazonía, en el Cerrado, en la Amazonía ecuatoriana, en toda Sudamérica y en muchos países del mundo está siendo exacerbada por la extracción de combustibles fósiles, la agroindustria, la ganadería y todas estas grandes corporaciones e industrias que están destruyendo el planeta.» Leo Cerda, joven indígena activista del pueblo Kichwa, de la Amazonía de Ecuador, director de la organización Hakhu, fundador del Movimiento por la Liberación de los Pueblos Indígenas y Negros (BILM).
A puertas de la negociación más grande sobre biodiversidad la COP16 de Colombia y a casi un año de la COP30 de cambio climático a realizarse en Belém do Pará, en el corazón de la Amazonía brasileña, la coalición de líderes indígenas en representación de la región apoyados por organizaciones de la sociedad civil hacen un llamado urgente para hacerle frente a la devastación con propuestas concretas.
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